Presta atención a la quietud silenciosa de tu interior que anima tu cuerpo y tu mente.
Durante la sesión de yoga y a lo largo del día, dirige la atención al testigo silencioso que observa tus acciones y tus pensamientos.
📖 "Las siete leyes espirituales del yoga", Deepak Chopra.
La Conciencia-testigo (sakshi), Fragmento*
Por Mónica Cavallé.
La Conciencia-testigo no es nunca la atestiguación del ego sobre los contenidos del campo de su conciencia individual. Su origen está más allá del psiquismo, de la personalidad empírica. Su substancia es la misma que la de la atención egótica, pero ahora el interés no se vuelca en las distintas experiencias concretas que configuran y nutren la identidad del yo empírico; se centra en el puro "Sí mismo", más allá de toda experiencia. Se trata de una atención:
― Completa, no parcial. No se seleccionan contenidos particulares de entre aquellos que aparecen en el campo de la conciencia. Se trata, en expresión de Krishnamurti, de una "percepción o conciencia sin elección" (choiceless awareness), global e imparcial.
― Desidentificada. Los propios pensamientos, acciones, etc., se observan, sin que se confunda la identidad del que observa con lo observado. La atención se separa creativamente de toda experiencia cognoscitiva, volitiva y conativa del yo.
― Neutral o no valorativa. Es una observación sin referencias (libre del pasado) (184); sin expectativas ni volición (libre del futuro). Se acepta de modo equitativo, se "deja-ser", sin más, todo lo que surge en el campo de conciencia. Esta aceptación no valorativa conlleva la actitud de desimplicación y objetividad necesaria para comprender lo que surge en dicho campo, cómo y porqué; una comprensión de la lógica interna de los mecanismos egóticos que no es un fin en sí misma sino ―mediante el conocimiento de lo que no somos en sentido absoluto: la estructura de la personalidad― el modo de acceder y reducirnos progresivamente a lo que sí somos, a lo que es.
―Interesadamente desinteresada o activamente pasiva. Hay un interés despierto pero desinteresado. El interés se cifra en el Yo que está más allá de todo contenido de conciencia concreto. Ello requiere una percepción intensamente lúcida y atenta a toda insinuación, pues la tendencia espontánea de la conciencia es la de identificarse con sus contenidos. Pero esta atención plenamente activa es, a su vez, pasiva, pues no busca aferrar nada, ni siquiera conocimiento. Éste viene a ella en su apertura.
Al quedar en suspenso toda expectativa, valoración y referencia a experiencias pasadas, se libera una actitud de apertura y receptividad total. Tradicionalmente, se suele equiparar esta condición de testigo a la de un espejo. Éste refleja perfecta e imparcialmente todo lo que ocupa su campo de reflexión sin confundirse con lo reflejado, sin apego ni rechazo:
"La mente del hombre perfecto es como un espejo; a nadie rechaza; a nadie acoge; refleja todo, pero nada guarda" (Chuang-Tzu).
Como no hay referencias mentales ni apego, como no hay conocimiento acumulativo ―identificación con los contenidos de la memoria―, esta atención es de instante en instante. Devuelve al ahora puro: un estado siempre a mano pero raramente notado. No hay un yo individual ―pues éste supone continuidad temporal― que escuche. Más que atender, se es atención o se es en la atención.
Y puesto que se trasciende la mente superficial condicionada, este tipo de observación es la raíz de toda "comprensión/realización". La observación sin identificación de los propios condicionamientos permite comprenderlos, no a un mero nivel teórico, sino con una comprensión que conlleva la disolución de los mismos. La progresiva disolución de la complejidad egótica conduce a una creciente libertad interior y sencillez que, a su vez, purifica la percepción: el ego deja de proyectarse y de repetirse a sí mismo; se accede más directamente a la realidad y la acción es más fiel a ella, más directa, espontánea y creadora. Paradójicamente, esta "conciencia sin elección" (sin deseo de manipulación o modificación) es la fuente de toda verdadera transformación, orden y armonización.
Un jñani contemporáneo, Jean Klein, resume perfectamente la actitud descrita con las siguientes palabras:
Heidegger llama a esta forma de visión "espera sin espera". En la espera sin expectación aparece tu vida real, pero no puedes llegar a ella por medio de la voluntad, pues entonces será meramente una repetición de tu memoria. La conciencia está encubierta por la volición, por la permanencia en el proceso de desear y el devenir. Debes perderte a ti mismo en la espera sin objeto. Cuando lo haces, renuncias a tomar, renuncias a hacer, renuncias a crear. Entonces, espontáneamente, la vida crea en ti (...) Pero cuando esto sucede no hay nadie a quien le suceda. En la Conciencia intemporal no hay nadie.
En palabras de Nisargadatta:
Permanezcan sin ambición, sin el mínimo deseo, expuestos, vulnerables, desprotegidos, inseguros y solos, completamente abiertos a la vida y dándole la bienvenida como venga, sin la convicción de que todo debe darles placer o beneficio, material o supuestamente espiritual.(...) manténgase vacío, disponible, no resista lo que llegue inesperado. Al final alcanzará un estado de no-asimiento, de gozoso desapego, de quietud y libertad interior indescriptible, sin embargo, maravillosamente real. Sean claros y apacibles, desapegados y atentos; todo lo demás sucederá por sí mismo.
(*) Texto completo con referencias en nodualidad.info
La meditación es quizá la mejor herramienta para desarrollar nuestro consciencia testigo.
Os dejo aquí una meditación guiada de la Escuela de Psicología Transpersonal específica para ello:
#meditayogaestudio #Valencia #YogaValencia #meditacionvalencia #Yoga #LeyesEspiritualesYoga #DeepakChopra #MónicaCavallé
Comments