Llevar la atención a determinadas zonas del cuerpo puede facilitar esta experiencia [del silencio interior]. Indicamos a nuestra atención que deseamos recibir únicamente información sensorial de una zona en particular, y así dejamos de llevar la atención a los pensamientos. El corazón es una zona sencilla de percibir y también facilita la experiencia del silencio interior. Cuando llevamos la atención al corazón primero recibimos informaciones sensoriales, como sus latidos, y a continuación nos llegan percepciones más sutiles de nuestra presencia, nos sentimos a nosotros mismos. Otro lugar al que podemos llevar nuestra atención para favorecer el estado de silencio es la zona del hueso sacro. Aquí es más fácil alejar la atención de los pensamientos, tal vez porque estamos enviando a recoger información de una zona alejada de l cabeza. Mantener la atención recorriendo el espacio desde el hueso sacro, pasando por el interior de la columa vertebral y subiendo hasta el área límbica, o incluso por encima de la cabeza, ayuda a establecer la experiencia del silencio y la paz interior. Mª Teresa Blázquez. Sin pensar existo: La meditación según la investigación de una Dra. en Física.
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