El cuidado de la fragilidad - del tipo que sea - requiere aceptación y amor. Una aceptación de toda nuestra verdad -incluidas nuestras resistencias o dificultades para aceptar-, hasta que nos reconciliemos con toda ella. "Cuando aceptas este momento completamente, cuando ya no discutes con lo que es, el pensamiento compulsivo mengua y es reemplazado por una quietud alerta... Es pasar de identificarte con la forma -el pensamiento o emoción- a ser y reconocerte como aquello que no tiene forma, la conciencia espaciosa" (Eckhart Tolle). Notaremos que, al amar lo que es, caen las resistencias y nuestra actitud se transforma radicalmente. El "Señor" -nuestra verdadera identidad- es capaz de acoger y sanar la parte dolorida que tenemos. 📖 E. Martínez Lozano
¿Qué realidad de mí necesito aceptar especialmente ahora?
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