Cada acción genera un impulso de energía que regresa a nosotros: recogemos lo que cosechamos.
La tercera ley espiritual del yoga concierne al karma, o causa y efecto. Cuando optamos conscientemente por acciones que producen felicidad y éxito a otros, el fruto de nuestro karma es la felicidad y el éxito.
Aunque muchos malinterpretan la ley del karma como una ley que nos mantiene prisioneros en un ciclo de reacción interminable, en realidad confirma la libertad humana. El karma supone un acto de elección consciente, pues disponemos de un campo infinito de posibilidades. En cada momento de existencia, tu ser auténtico reside en el campo de potencialidad pura en el que tienes acceso a elecciones ilimitadas. Si bien algunas de estas elecciones son conscientes, la mayor parte se hacen de manera inconsciente.
El mejor modo de comprender y potenciar al máximo el uso de la ley del karma consiste en tomar conciencia de las decisiones que tomas en cada momento.
Te guste o no, todo lo que está aconteciendo en este instante es el resultado de decisiones previas. Cuando haces elecciones de forma inconsciente, no se te ocurre pensar que se trata de preferencias, pero lo son. Al detenerte un momento para prestar atención al proceso de elección, la propia observación lo vuelve consciente. En cada situación existe una opción entre otras muchas disponibles que te traerá felicidad a ti y a los que te rodean, y cuando la eliges te nutre a ti y a las personas a quienes afecta.
En lo que a la práctica de yoga se refiere, aplicas la ley del karma al moverte de forma consciente en cada postura, pues sabes que cada acción produce una reacción.
Si debido a la impaciencia te fuerzas a realizar una postura para la que todavía no estás preparado, el cuerpo y la mente reaccionarán y darán lugar a una tensión física y psicológica; en cambio, cuando te mueves con gracia dentro de los límites de cada postura con una actitud suave y delicada, el cuerpo y la mente responden de un modo natural y relajado.
Fíjate en que al aflojar el ritmo de los movimientos te vuelves más consciente de las consecuencias kármicas de tus elecciones. Si sientes el cuerpo extrañamente incómodo una mañana después de una sesión de yoga, lo más probable es que sea el resultado de no haber tenido en cuenta esta ley. Posiblemente, hayas cometido el error de forzarlo demasiado y el precio kármico sea el malestar que sientes.
El karma aparece en el presente recordándote las acciones pasadas. Aplica la ley del karma en tu práctica de yoga y en tu vida con el fin de escoger las mejores opciones.
Cuando haces elecciones más conscientes desde la conciencia testigo, tomas decisiones libres de karma.
📖 "Las siete leyes espirituales del yoga", Deepak Chopra.
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