Shunryu Suzuki nos vacuna contra el peligro de buscar en el zen experiencias extraordinarias. No se trata de despegar del suelo, sino, al contrario, de enraizarse en él. En cierto momento, llega a comparar la posición sedente con el simple hecho de ir al lavabo. Practicar zazen, por ejemplo, es purgarse de las ideas que amenazan volverse nocivas. Es desembarazarse de cosas, nos dice, vaciarse, para retornar a nuestro estado original, a nuestra naturaleza de buda. La vida ha terminado arrojando un buen cúmulo de inmundicia en el pozo de nuestra interioridad. Soltar estos elementos parásitos, esta polución interior, y tantos prejuicios, crispaciones, es como hacer una breve visita al baño. Y el sabio añade, travieso, que debemos recurrir a esta práctica durante todo el transcurso de nuestra vida. Me encanta este lado básico: para elevarse, para edificarse, nada mejor que apoyarse en lo más real. Alexandre Jollen
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Aprendiendo siempre, esta vez del Zen.
En todas las tradiciones encontramos sabiduría.
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