Para hacer esto que llamamos trabajo interior ¿de qué disponemos? ¿cuáles son los instrumentos? El instrumento esencial del trabajo interior es la Mente. Pero con la mente se nos plantea enseguida un problema curioso; porque la mente es un instrumento de trabajo, pero al mismo tiempo es el principal obstáculo para el trabajo. Veamos por qué. Nuestra mente se ha acostumbrado a funcionar de un modo muy tenso, muy acelerado, crispado y superficial, porque -como hemos dicho- necesita estar constantemente atendiendo necesidades y exigencias del exterior, y como en estas necesidades y exigencias van involucradas cosas de valor para la persona -incluso de mucho valor-, la persona no sólo pone interés e inteligencia en la solución de sus problemas, sino que también pone miedo, ansia, y, a veces, desesperación. Esto hace que la mente ya no funcione en su capacidad puramente intelectual sino que quede envuelta por estos mecanismos afectivos que la traban.
Del mismo modo que si pusiéramos unos objetos dentro de los engranajes de una maquinaria la trabarían, también todos los miedos, las impaciencias, las angustias, son verdaderos obstáculos que impiden el normal funcionamiento de nuestra maquinaria mental.
Esto sucede porque nuestra mente se ha acostumbrado a funcionar así, se ha acostumbrado a buscar continuamente, a pasar de un objeto a otro con rapidez, sin ahondar, sin sopesar las cosas con profundidad, con serenidad, y está corriendo siempre al galope, de tal manera que cuando queremos imponerle el silencio no lo conseguimos; la mente va por su propio camino y adquiere autonomía, y muchas veces nos cuesta trabajo seguirla. Por eso, la mente, que es el medio de conocimiento, el medio de toma de conciencia, como habitualmente funciona con un ritmo acelerado, superficial y distorsionado, se convierte en un obstáculo cuando queremos manejarla para ahondar en nosotros, para contactar con lo que pueda existir de positivo en nuestro interior. Y cuando la persona quiere ahondar se encuentra con que no puede; cuando quiere concentrarse se encuentra con que la mente «se le va», se le escapa. La persona no es capaz de contactar con su propio interior porque nunca se ha interesado por ello, no se ha educado en esta dirección.
Otra causa que convierte la mente en obstáculo lo constituye el que nos hemos acostumbrado a buscar soluciones a todos los problemas a través del pensamiento. Como los problemas del mundo exterior los manejamos por medio de esa capacidad de simbolización que es nuestro pensamiento y nuestro lenguaje, cuando sentimos un problema interior y queremos ahondar en él no sabemos adoptar más que esta misma herramienta y el mismo procedimiento que utilizamos para lo exterior: el simbolismo del pensamiento y el lenguaje.
Pero nuestra realidad interior no podemos descubrirla mediante el pensamiento. Nuestra realidad interior necesita de otras capacidades mentales que no son el pensamiento. Necesita de nuestra lucidez, de nuestro intelecto, pero no de nuestra capacidad de razonar, la cual es una de las capacidades elementales de nuestra mente.
Pero como en la vida diaria no utilizamos más que esta capacidad, queremos utilizar esta misma capacidad para resolver problemas interiores y para ahondar en nosotros mismos. De esta manera la mente se convierte en problema, en un nuevo obstáculo, cuando tratamos de descubrir de un modo más directo qué es nuestra esencia, nuestra realidad, nuestras fuerzas vivas. Pero a pesar de esto, la mente es el medio, la mente es camino.
📖 Antonio Blay, El trabajo interior.
Conviértete en lo que admiras.
Ejercicio propuesto por Antonio Blay en su libro “La Personalidad Creadora”.
Este ejercicio busca fortalecer el vigor de la personalidad, la seguridad y la auto-conciencia a través de integrar en nuestra mente consciente las energías que hemos asociado sólo con lo exterior. Despertar al hecho de que yo soy esas cualidades que me fascinan en ciertas personas. Absorber esas energías en mi yo-experiencia.
Se trata de ver muy claro que aquello que admiramos en lo otro o en alguien, lo tenemos en nosotros de forma latente en tanto que cualidad básica o estado interior. En general solemos ignorar esto y no vemos como nuestro aquello que admiramos. Blay nos insiste en que veamos que toda la noción de realidad, de valor y de fuerza que atribuimos a un paisaje, a una obra de arte, o a una persona, es producto de la energía que se activa en nosotros. Por eso cuando nos sentimos bien, hay buen caudal de energía en nuestra mente consciente y percibimos todo como más vivo, más real, con más sentido. Cuando nos sentimos deprimidos, hay un caudal bajo de energía en nuestra mente consciente y percibimos todo más hueco, menos vivo y con menos sentido.
Tras una pequeña explicación del psicólogo David Blanco,
la meditación guiada comienza en el minuto 5:55.
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