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Técnicas de concentración (IV): Sobre una cualidad divina.

  • Foto del escritor: Medita Yoga Estudio
    Medita Yoga Estudio
  • hace 6 días
  • 2 Min. de lectura



En el camino del trabajo interior, podemos dirigir nuestra atención hacia diferentes aspectos según lo que deseamos alcanzar. Una de estas posibilidades es centrarnos en una cualidad divina. Esta elección dependerá siempre de lo que uno busque a través de su desarrollo espiritual.

¿Qué es la sabiduría divina?

Conviene preguntarse qué significa realmente “sabiduría divina”. No desde lo que uno ha leído o lo que le han contado, sino desde la comprensión directa, desde lo que uno intuye por sí mismo.

Sabiduría, en su raíz, significa “saber”. Pero en este caso, se trata de un saber total, un saber todo del todo. Dios es Sabiduría porque es quien está haciendo que la cosa sea; es la base de todas las cosas. Por lo tanto, sabiduría es ese estar en todo, ese conocerlo todo del todo.

Penetrar el significado

Como ejercicio, se trata de profundizar en qué quiere decir “saber todo del todo”. Al principio, parece que ya lo comprendemos, porque nos basta con la idea, con las palabras. Pero cuando se despierta la intuición de lo que hay detrás de la idea de “todo”, descubrimos que no es solo un concepto, sino una realidad. Ya no nos quedamos en el nombre, sino que empezamos a captar la noción viva de totalidad.

Cuando uno aprende a mirar más allá de la palabra “todo” y se adentra en la noción misma de totalidad, comienza a descubrir, poco a poco, lo que esa totalidad implica. Y ese descubrimiento es nuevo, profundo, muy diferente de la noción intelectual que uno tenía antes. Es un conocimiento más vivo, que se adquiere mediante la penetración activa de la atención en el propio concepto.

Otro enfoque: “Dios es amor”


El mismo proceso puede aplicarse a otra afirmación: “Dios es amor”. Se trata de centrarse en lo que uno entiende por “Dios”, en lo que quiere decir cuando lo nombra. No con grandes razonamientos, sino desde la intuición directa que uno tiene de eso.

No es necesario apoyarse en tratados de teología. Lo que verdaderamente importa aquí es la noción natural, directa e inmediata que uno posee. Esa es la auténtica, y es la que puede conducirnos de nuevo a la fuente de la que procede esta intuición.

Trabajar con una cualidad divina no es un ejercicio intelectual, sino un acto de atención profunda e intuición viva. Es un camino para ir más allá de las palabras y conectar directamente con lo esencial, lo real, lo divino.


📖 Basado en El trabajo interior, Antonio Blay.



Esta técnica de concentración que propone Blay no es exclusivamente para los creyentes, pues podemos entender que una cualidad divina es, para los no creyentes, una cualidad trascendente. En la siguiente charla la filósofa Mónica Cavallé nos habla, en una aproximación desde distintas tradiciones, cómo vivir desde la presencia nos conecta experiencialmente con nuestras cualidades esenciales, con el fondo de la existencia, con el vacío creador... con lo que las tradiciones teístas llaman Dios.



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