Técnicas de concentración (VI): En el silencio.
- Medita Yoga Estudio
- hace 5 días
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Hasta ahora hemos trabajado con objetos, una sensación, un ideal, una frase, un yo, algo. Pero también puede uno centrarse sobre el silencio.
¿Cómo puede practicarse esto?
Prestando atención a la noción de silencio.
Aclaremos algo importante: centrarse en el silencio no quiere decir quedarse dormido, ni tan sólo amodorrado.
Significa que yo, estando totalmente consciente y lúcido, aprendo a ser consciente del silencio dentro de mí —aunque fuera de mí pueda haberlo o no—.
El silencio interior
Debemos prestar atención al silencio en general, pero el silencio principal es el silencio interior, ya que en el interior es donde menos silencio hay.
Aprendamos a estar en silencio y a mirar este silencio bien conscientes y bien centrados. Esto redundará en una serie de efectos.
Una mina de posibilidades
Cada cosa de las que hemos explicado es como una mina de posibilidades. Pero el silencio es quizá una de las minas más espectaculares.
A pesar de eso, no recomendaría empezar directamente por el silencio, porque cuesta más.
¿Por qué es más difícil?
Si uno tiene algo en qué pensar o algo concreto que mirar, le es más fácil que tratar de no mirar nada.
Cuando se tiene que luchar contra la invasión de pensamientos, de ideas parásitas, de automatismos —los cuales están funcionando siempre disparados—, si se tiene algo en qué aplicarse, resulta más fácil contrarrestar la barahúnda.
Es decir, más fácil que si uno tiene que estar muy despierto pero sin mirar nada, sólo el silencio.
Los efectos del silencio
El silencio tiene un efecto extraordinario:
Nuestra mente se tranquiliza y ahonda
Se aclara, se estabiliza, se fortifica
Nuestros sentimientos, o sea, toda nuestra vida afectiva, también se ordena y se consolida
Silencio y niveles más profundos
El silencio es un medio magistral para ponernos en comunicación con otros niveles, con otros órdenes de experiencia.
Sabemos que existe la intuición. El cultivo del silencio es el medio de acceso voluntario a esta intuición.
Aprendiendo a estar en silencio desarrollaremos una mayor sensibilidad para entender más a los demás.
Escuchar el cuerpo
Si uno quiere aprender a descubrir lo que su cuerpo necesita para sanar ,o simplemente para comer, es mediante el silencio que aprenderá a sentirlo.
Conexión profunda
A través del silencio:
Me descubro a mí mismo, porque me sensibilizo interiormente
Me pongo en contacto con la realidad más profunda de los demás
Me conecto con realidades superiores —o Dios, que se manifiesta a través de mis facultades superiores— con un amor superior , con una inteligencia altamente intuitiva. Esta inteligencia también puede tener un extenso campo de aplicaciones en la vida práctica, en el aspecto técnico, y en el sentido de comprensión de la vida.
El trabajo interior, Antonio Blay.
Hoy os dejo una meditación guiada de 25 min para ir adquiriendo técnicas que nos faciliten el silencio interior. Os recomiendo seguir con las siguientes prácticas de la serie, en el mismo canal.
La contemplación silenciosa es una vía directa al centro, al todo, a lo que somos.
Practiquemos, somos silencio.
La sabiduría recobrada, Mónica Cavallé. (Fragmento).
El silencio es el Origen, la Fuente de todo, también de nuestras palabras y pensamientos. Por eso, buscar el silencio no significa rechazar las palabras, sino ir a su raíz.
Supone otorgar atención no tanto a las palabras que pronunciamos o que pronuncian los demás, como al silencio del que surgen. Significa no identificarnos con nuestros pensamientos e imágenes, sino permitir que afloren, dejarlos fluir, y soltarlos para volver a escuchar, y para que esta escucha, este estado de atención sin identificación, nos inspire palabras y pensamientos nuevos. Nuestras palabras y pensamientos son “originarios” (proceden del Origen) cuando son siempre nuevos, cuando se retrotraen al silencio y surgen de él, de instante en instante. Probablemente todos hayamos tenido experiencia de algo similar en aquellos momentos en que decimos haber estado “inspirados”. El sabio es aquel que está de modo habitual en estado de inspiración.
En medio del griterío externo e interno es preciso saber distinguir nuestra verdadera voz. Ello requiere escucha y atención, es decir, silencio, y un espacio interior de soledad que nos acompañe siempre, también en nuestro trato con los demás y en el ajetreo diario.
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