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Técnicas de concentración (I): sobre la postura corporal

  • Foto del escritor: Medita Yoga Estudio
    Medita Yoga Estudio
  • 9 may
  • 4 Min. de lectura


Las variedades de la técnica de la concentración se refieren a la posibilidad de concentrarnos sobre diferentes cosas, conduciendo cada una de ellas a unos resultados determinados. Los distintos objetos de concentración que propone Blay son los siguientes:

a) sobre la postura corporal

b) sobre un chakra

c) sobre una cualidad propia

d) sobre una cualidad divina

e) en la investigación del yo

f) en el silencio


Sobre la postura corporal

Se trata de que yo aprenda a darme cuenta de que todo yo estoy sentado. Esto parece que todo el mundo ya lo sabe, parece que todo el mundo ya lo ve, parece que no hay nada que descubrir. Pues resulta que sí.

Si uno se toma la molestia de hacerlo un día y otro día, entonces descubre la diferencia que hay entre un instante de atención y lo que es concentración.

En un acto de atención yo puedo darme cuenta de que ahora estoy sentado, no pensarlo sino sentirme sentado, darme cuenta porque siento las sensaciones de mi cuerpo, porque el esquema corporal que tengo en mi mente me está dando un mensaje de las sensaciones que se manifiestan; por lo tanto, me estoy sintiendo sentado.

Bien. Pero si yo me mantengo simplemente en este gesto de seguir mirando que yo estoy sentado, de seguir sintiéndome sentado, y a la vez puedo eliminar las distracciones (o a medida que las vaya eliminando), descubriré que yo sigo sintiéndome sentado, pero que me doy cuenta de una manera nueva de que estoy sentado.

Lo que varía es mi modo de darme cuenta, mi mente empieza a sentir un modo nuevo de sentirme a mí mismo sentado, empieza a adquirir una conciencia de globalidad, una conciencia de unidad, de bloque, una conciencia «masiva». Y esa conciencia masiva de unidad, a medida que se va practicando, se va ahondando.

En realidad, no es que yo me dé más cuenta de que estoy sentado, sino que soy más yo quien me estoy dando cuenta de que estoy sentado. Es la conciencia del sujeto, del yo, la que aumenta respecto al hecho de estar sentado. Es mi capacidad de conciencia la que aumenta, y la capacidad de conciencia es la capacidad de ser yo mismo.

Por lo tanto, es mi presencia ante el hecho de estar sentado, es la presencia de mí que crece, que se modifica, que se ensancha, que se ahonda.



La transformación a través de la quietud


Es por eso que este simple hecho de estar sentado es suficiente para producir una transformación, literalmente, como suena.

No les hablo de nada utópico, pues en algunos tipos de prácticas (en el Za-zen, por ejemplo) es conocido el hecho de que la práctica de la inmovilidad estando sentado, dándose cuenta de que uno está sentado, produce no sólo la modificación subjetiva citada, sino que además, por extensión, provoca unos cambios importantes:

  • Disminuye la tensión que uno tiene durante la vida diaria, y, por lo tanto, desaparecen todos los síntomas que eran efecto de esta tensión: síntomas fisiológicos, síntomas emotivos y síntomas mentales.

  • La persona va adquiriendo una maduración, una serenidad, un estado mucho más centrado y estable.

Y aunque no resulta fácil, es la forma de trabajo más sencilla, pues no se requiere ninguna técnica extraordinaria, ningún malabarismo, simplemente estar sentado con comodidad.

Respiración consciente


También puedo centrarme en la respiración. Y ésta es una de las prácticas más difundidas entre los grupos o individuos que trabajan interiormente, que cultivan su personalidad interior. Es, por así decirlo, una ampliación del ejercicio anterior.

La persona se sienta en una postura cómoda, aunque teniendo en cuenta que la cabeza y el tronco estén en una posición vertical (pero sin rigidez). Se trata de que la persona se relaje, se tranquilice sin perder esta postura, y entonces que deje que sea el vientre el que respire con libertad, o sea, dejando que la respiración abdominal funcione libremente.

Mientras la respiración va funcionando, la persona aprende simplemente a mirar la sensación que le viene de este movimiento respiratorio, y nada más que eso.

Sin influir, sin dirigir, sin interferir, sin ampliar o acortar la secuencia respiratoria; sólo observar, sin intervenir para nada en el automatismo de la respiración abdominal, la cual ha de producirse de la manera más natural y libre posible. El hecho de observar la respiración resulta un poco más divertido que el simple mirar que uno está sentado. En este ejercicio por lo menos hay algo en movimiento, por lo que a la mente (al tener un objeto móvil en que fijarse) le puede resultar algo más fácil.



Variaciones en la práctica


En la formulación de esta práctica hay quienes presentan pequeñas diferencias. Unos indican que se vayan contando los movimientos: uno a la inspiración, dos a la espiración, tres a la siguiente inspiración, cuatro a la espiración... y así hasta diez, y luego volver a empezar.

Otros hacen contar mentalmente cuando se produce la inspiración, otros lo hacen durante la espiración, etcétera. En realidad, esto es secundario. Sólo lo menciono para que se sepa que hay diferentes modos de trabajar este mismo ejercicio.


📖 El trabajo interior, Antonio Blay.


Hoy os dejo una meditación guiada (25 min.) de atención a la respiración y consciencia corporal. Es muy útil aprender estas técnicas, pues una vez interiorizadas podremos usarlas por nuestra cuenta siempre que necesitemos estar presentes - volver a nuestro cuerpo aquí y ahora - o como introducción a la meditación personal. Una vez aprendidas, basta practicar unos minutos cada día para ir entrenando nuestra capacidad de concentración.




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